Los daños físicos del confinamiento
El confinamiento ha cambiado por completo nuestro estilo de vida, y este cambio puede venir acompañado de consecuencias para nuestro estado físico y nuestro ánimo que nadie sospechaba. Menos sol, menos vida social, mucho más tiempo delante de una pantalla y vida sedentaria: un cóctel explosivo y poco recomendado.
¡Mantén el ánimo!
Es difícil tener una actitud positiva cuando se está viviendo una crisis sin precedentes a nivel mundial. Pero mantener el ánimo alto nos ayudará a vivir mejor toda esta situación. Mantén el contacto con tus amigos y familia por teléfono o videollamadas. Apaga la televisión y no estés todo el día viendo las noticias o leyendo periódicos. Desconectar de toda la información estresante y angustiante te ayudará a mantener el ánimo. Tómate un tiempo para hacer limpieza general en casa. Ocupa tu tiempo con actividades que te gusten y te entretengan para que las horas pasen volando.
También puedes hacer una cura para reducir el estrés y la ansiedad.
Por último, si sientes la necesidad, puedes contactar por videoconferencia a un psicólogo profesional para ayudarte a gestionar esta situación con la mayor serenidad posible.
Lucha contra las piernas pesadas
Estamos bastante lejos de los 10 000 pasos recomendados al día para mantenerse en forma. Estábamos acostumbrados a pasar el día corriendo de un lado para otro: dejar los niños en el colegio, correr para coger el transporte público, moverte todo el día en la oficina, subir y bajar las escaleras, entre muchos otros ejemplos. Sin embargo, nuestra rutina actual se ha reducido a breves viajes de la cama al sofá, del sofá a la cocina y de la cocina al baño. Para mover un poco las piernas, las únicas opciones que tenemos son ir a tirar la basura, sacar a pasear al perro o dar un breve paseo alrededor de casa. Además, tenemos que admitir que hemos perdido el hábito de tener la botella de agua al alcance del a mano como en el trabajo, por lo que bebemos menos agua de la que deberíamos. ¿Las consecuencias de todo esto? Sentir las piernas pesadas por la noche, incluso sin tener problemas particulares de circulación. Existen diferentes soluciones:
- Aunque sea de forma limitada, si tu ciudad todavía no ha pasado a la fase 1, intenta andar lo máximo posible o sube y baja varias veces las escaleras de casa.
- Bebe mínimo 1,5 litro de agua al día
- Date un chorro de agua fría sobre las piernas al final de la ducha.
- Haz una cura de vid roja.
- Pon las piernas en alto, sobre un cojín, por ejemplo, mientras ves la tele o tu serie favorita por la noche.
- Masajea tus piernas con un gel fresco.
Las carencias de vitaminas
La vitamina D
La vitamina D es esencial para el buen funcionamiento de nuestra estructura ósea. Es la encargada de mantener la salud de nuestros dientes y huesos. El problema es que recibimos esta vitamina principalmente a través del sol y sus rayos ultravioletas y, en estas últimas semanas, hemos visto muy poco el sol. Se recomienda, especialmente a las personas de la tercera edad y a las mujeres menopáusicas, exponerse al sol mínimo 15 minutos al día en el balcón, terraza o jardín. De normal, al final del invierno muchas personas sufren este tipo de carencias. Por ello, es importante realizar una cura con un complemento alimenticio rico en vitamina D.
Afortunadamente, hay alimentos ricos en vitamina D como el pescado azul (sardinas, salmón, caballa o arenque), los huevos, el hígado de ternero, el aguacate, la mantequilla y la leche de vaca.
La vitamina C
Cuando empieza la primavera, de normal, todos solemos tener carencia de vitamina C. Esta vitamina nos permite estar en forma, reforzar nuestras defensas y luchar contra las infecciones virales. Este año, particularmente, ha pasado un fenómeno inhabitual: nuestros contactos con el exterior están muy limitados y el contacto con las bacterias es casi inexistente. Nuestras defensas están más bajas que de normal. Por ello, y para evitar coger cualquier microbio que nos rodee, tenemos que complementar nuestra alimentación.
Protege tus ojos de la luz azul
Desde que empezó el estado de alarma y, por consecuente, el confinamiento, entre el teletrabajo y nuestro tiempo de ocio y vida social, nuestros ojos se pasan todo el día delante de una pantalla. A esto hay que añadirle el hecho de estar encerrados. En pocas palabras, estamos haciendo trabajar demasiado a nuestros ojos. Esto nos puede provocar picores, ojos más secos de lo habitual o incluso dolores de cabeza. Pero no todo son malas noticias, ya que esta situación tiene remedio.
Primero, es muy importante colocar correctamente la pantalla: esta debe estar a la altura de los ojos. Colócate de forma perpendicular a las ventanas para evitar el reflejo y evitar la luz artificial. La luminosidad de las pantallas, ya sea ordenador, trablet o móvil, no debe estar al máximo en interior. ¡Ah! Tómate varios descansos. Pestañea los ojos y mira lejos durante varios segundos
Dentro de poco, según avance el plan de desescalada, podremos volver a pasar cada vez más tiempo en el exterior, con la esperanza de retomar nuestra vida de antes dentro de la ya conocida como “nueva realidad”. Aprovecha todo lo que puedas para dejar las pantallas de lado y disfrutar de la libertad que tanto hemos echado de manos durante estas semanas de confinamiento.